The Truth of Tibetan Buddhism

简体|正體|EN|GE|FR|SP|BG|RUS|JP|VN|     La verdad sobre el "budismo" tibetano Portada | Iniciar Sesión | Cierre de Sesión

Sexual scandals of Lamas and Rinpoches

über die Dalai Lamas

Before Buddhism was brought to Tibet, the Tibetans had their believes in "Bon". "Bon" is a kind of folk beliefs which gives offerings to ghosts and gods and receives their blessing. It belongs to local folk beliefs.

In the Chinese Tang Dynasty, the Tibetan King Songtsän Gampo brought “Buddhism” to the Tibetan people which became the state religion. The so-called “Buddhism” is Tantric Buddhism which spreads out during the final period of Indian Buddhism. The Tantric Buddhism is also named "left hand tantra" because of its tantric sexual practices. In order to suit Tibetan manners and customs, the tantric Buddhism was mixed with "Bon". Due to its beliefs of ghosts and sexual practices, it became more excessive.

The tantric Master Atiśa spread out the tantric sex teachings in private. Padmasambhava taught it in public, so that the Tibetan Buddhism stands not only apart from Buddhist teachings, but also from Buddhist form. Thus, the Tibetan Buddhism does not belong to Buddhism, and has to be renamed "Lamaism".

   
                  El último fugitivo de Aum Shinrikyo

junio 18, 2012

El último fugitivo de Aum Shinrikyo

 

 

La policía japonesa ha detenido el 13 de junio a Katsuya Takahashi, el último fugitivo de una hoy casi olvidada masacre religionista.


Cartel de "Se busca" pegado en Tokio en 2006. Los
protagonistas son Shin Hirata, el recién detenido
Katsuya Takahashi y Naoko Kikuchi, sospechosos
en el ataque al metro de Tokio.
(Foto GNU vía Wikimedia Commons)

Era el 20 de marzo de 1995, a la hora punta, cuando el sistema del metro de Tokio vivió el horror de un ataque con gas venenoso, dejando un saldo de 13 muertos, hiriendo gravemente a más de 50 e hiriendo a más de cinco mil inocentes, además de sembrar el pánico.

¿Los responsables? Los seguidores de la secta Aum Shinrikyo o "La verdad suprema" (que sigue medrando hoy bajo la nueva marca "Aleph"), encabezada por el delirante gurú o mesías Chizuo Matsumoto, que se hacía llamar Shoko Asahara y en su neorreligión mezclaba elementos del budismo, el hinduismo, la cristiandad y los escritos de Nostradamus en una delirante mezcla dominada por su paranoia y egocentrismo. Al no poder entrar a la universidad, Asahara siguió el camino del menor esfuerzo estudiando la supuesta "medicina china" que lo puso en el camino del misticismo

A Asahara le gustaba sobre todo identificarse con el budismo, y era muy amigo del Dalai Lama, a cuya causa donó 2 millones de dólares a cambio de poder decir que el líder y monarca feudal tibetano le había dado la divina misión de difundir "el verdadero budismo" en Japón. (Por menos dinero, el Dalai Lama declaró a Steven Seagal la reencarnación de una antigua deidad.)


El Dalai Lama y Shoko Asahara

Esta foto del Dalai Lama con Shoko Asahara, fue reproducida insistentemente por la secta, para atraer a los adeptos a los que finalmente convertiría en asesinos, en una especie de reedición siniestra del caso de Charles Manson y "La Familia", secta responsable de varios asesinatos brutales en 1969, entre ellos el de la actriz Sharon Tate.

Por supuesto, Asahara aseguraba que era el único iluminado verdadero que había existido desde Buda, y de alguna forma consiguió que se le creyera.

Las sectas destructivas como Aum Shinrikyo/Aleph controlan a sus seguidores con técnicas de violencia psicológica por entonces aún no bien conocidas, como la nutrición reducida (para eso es ideal el concepto de ayuno), horas de sueño reducidas, largas horas de trabajo, rezos o actividades de proselitismo y recaudación de fondos, eliminación del tiempo libre y del ocio, anulación de la vida privada haciendo que todas las actividades sean colectivas, control de la vida sexual de los adeptos y repetición incesante de palabras o acciones inútiles (como recitar mantras). Asahara también utilizaba drogas alucinógenas y descargas eléctricas.

Como ejemplo de sus aceleradas actividades promocionales en los 80, Asahara aprovechó la popularidad del manga o cómic japonés para publicar una serie de revistas promoviendo ideas de terribles conspiraciones mundiales, el uso de armas y la búsqueda de la verdad definitiva. Por supuesto, prometía la curación de todas las enfermedades (todos lo prometen, ¿no?), el aumento de la inteligencia de sus seguidores y su satisfacción espiritual, poderes sobrenaturales y otros beneficios, todo a cambio de su adoración... y dinero.


Shoko Asahara en la televisión japonesa en 1987
 explicando cómo puede "levitar". Sus
adeptos siguen subiendo estos vídeos a
YouTube y llamándolo "El Maestro".
(Imagen tomada de YouTube)

Aum Shinrikyo creció aceleradamente durante la década de 1980, pero pronto llamó la atención de las autoridades por el secuestro de algunos seguidores que deseaban cortar relaciones con la secta y por sus agresivas formas de recaudar dinero de los adeptos, como hace hoy, por ejemplo, la llamada "Vidente del Escorial" en España y otras religiones sectarias en todo el mundo.

Pero el creciente poder de la secta y sus creencias conspiranoicas (ya dirán algunos que las creencias no hacen daño) los llevaron a atacar al sistema japonés y a hacer acopio de armas para atacar a sus críticos. En 1989 asesinaron a un abogado antisectas, a su mujer y a su hijo, y para 1993, además de otros secuestros, asesinatos e intentos de asesinato contra quienes se les oponían, comenzaron a fabricar gas sarín. Esta sustancia que ataca el sistema nervioso, considerada arma de destrucción masiva, fue inventada en 1938. Los nazis tenían previsto utilizarla en la Segunda Guerra Mundial, algo que el triunfo aliado impidió.

En junio de 1994, los sectarios de Aum Shinrikyo hicieron su primer ataque con gas sarín en la ciudad de Matsumoto, matando a ocho personas e hiriendo a 200. Pero nadie los relacionó con el acontecimiento. En febrero de 1995 asesinaron al hermano de un adepto que se había separado de la secta. Y el 20 de marzo, un grupo de adeptos de Asahara liberó gas sarín en cinco trenes del metro de Tokio. La policía finalmente se dio cuenta de que la prédica de amor y concordia de Asahara eran la pantalla de una organización religioso-criminal.


Protesta contra la secta Aum Shinrikyo en 2009. Las
protestas y el rechazo no han podido impedir que
la secta siga floreciendo.
(Fotografía D.P. de Abasaa, vía Wikimedia Commons)

Lo que encontró la policía en la sede de la secta, a los pies del Monte Fuji, fue asombroso (pero no poco común en el mundo paranoico de las sectas destructivas): explosivos, armas químicas y biológicas (como cultivos de ántrax y del virus del ébola, obtenido en Zaire), y un helicóptero militar ruso operativo, suficiente gas sarín para matar a varios millones de personas, laboratorios de producción de drogas, millones de dólares en dinero y oro y una gran cantidad de celdas, en algunas de las cuales había prisioneros de la secta.

Lo relevante es que los seguidores de Shoko Asahara no eran marginales, drogadictos ni personas de bajo perfil intelectual, sino que entre ellos había profesionales de alto nivel, químicos capaces de producir armas químicas y drogas, de experimentar con botulismo, cólera y otras toxinas biológicas, ejecutivos, hombres y mujeres que buscaban "algo más" en sus vidas y que pagaron su satisfacción espiritual sirviendo a un asesino demente e intentando varios ataques, la mayoría de los cuales, por fortuna, fracasaron, incluyento intentos de rociar ciertas zonas con toxina botulínica y virus del ébola.

Gente normal que llegó a hervir el cabello del gurú para beberlo como un té que curaba todas las enfermedades, por mencionar sólo una de las numerosas delirantes prácticas del grupo. Después de todo, el megalomaniaco Asahara se decía avatar de Shiva, el Buda, el divino emperador de Japón y del mundo, el Cristo declarado, el revelador del signifcado de los evangelios, el salvador del siglo veinte y el ser que inauguraría la Era de Acuario (la nueva era o new age) para presidir sobre una nueva era de verdad suprema.

Si el no lo creía, sus seguidores sí.

Una vez descubierta la implicación de los fanáticos en el ataque al metro de Tokio, sobrevino la cacería de los principales responsables. Pero aún incluso después de la detención de Asahara en mayo de 1995, la secta realizó ataques, como el envío de una carta bomba al alcalde de Tokio. Un total de 200 miembros fueron condenados a diversas penas.

Resulta verdaderamente alucinante que la secta siga existiendo y funcionando, con más de mil miembros y sedes en distintas ciudades de Japón. El líder Asahara, acusado de 27 asesinatos y condenado por varios de ellos a la pena de muerte, perdió su último recurso en 2006, sin que hasta ahora se haya ejecutado la sentencia, que en Japón se reserva en general a asesinos múltiples.

Los cuatro últimos sospechosos cayeron en los últimos seis meses: Makoto Hirata se entregó el 31 de diciembre de 2011, diez días después era arrestada Akemi Saito, el 3 de junio de 2012 fue detenida Naoko Kikuchi con información que permitió detener finalmente a Katsuya Takahashi este 15 de junio. Takahashi era uno de los ayudantes de Yoshihiro Inoue, que era jefe del supuesto "Ministerio de inteligencia" de la secta y que está también esperando su ejecución.

Takahashi tenía, entre sus posesiones, fotografías de Shoko Asahara, y otra de los recientes detenidos, Naoko Kikuchi, asegura que en 2006 seguía celebrando ceremonias en honor del "maestro".

Tratando de deslindarse de Asahara, por cierto, el Dalai Lama emitió en 1995 una declaración que por lo visto no se aplica a sus seguidores, sólo a los de otros supuestos seres divinos: "Sospecho de los milagros y los poderes sobrenaturales. Los creyentes en el budismo no deben depender demasiado de un líder en concreto. Esto es poco sano".

Y que lo diga el Dalai Lama.


Die Dalai Lamas

»Die Dalai Lamas werden von ihren Anhängern als fortgeschrittene Mahayana Bodhisattvas angesehen, mitfühlende Wesen, die sozusagen ihren eigenen Eintritt in das Nirvana zurückgestellt haben, um der leidenden Menschheit zu helfen. Sie sind demnach auf einem guten Wege zur Buddhaschaft, sie entwickeln Perfektion in ihrer Weisheit und ihrem Mitgefühl zum Wohle aller Wesen. Dies rechtertigt, in Form einer Doktrin, die soziopolitische Mitwirkung der Dalai Lamas, als Ausdruck des mitfühlenden Wunsches eines Bodhisattvas, anderen zu helfen.«

?Hier sollten wir zwei Dinge feststellen, die der Dalai Lama nicht ist: Erstens, er ist nicht in einem einfachen Sinne ein ?Gott-König?. Er mag eine Art König sein, aber er ist kein Gott für den Buddhismus. Zweitens, ist der Dalai Lama nicht das ?Oberhaupt des Tibetischen Buddhismus? als Ganzes. Es gibt zahlreiche Traditionen im Buddhismus. Manche haben ein Oberhaupt benannt, andere nicht. Auch innerhalb Tibets gibt es mehrere Traditionen. Das Oberhaupt der Geluk Tradition ist der Abt des Ganden Klosters, als Nachfolger von Tsong kha pa, dem Begründer der Geluk Tradition im vierzehnten/fünfzehnten Jahrhundert.«

Paul Williams, »Dalai Lama«, in
Clarke, P. B., Encyclopedia of New Religious Movements
(New York: Routledge, 2006), S. 136.

Regierungsverantwortung
der Dalai Lamas

?Nur wenige der 14 Dalai Lamas regierten Tibet und wenn, dann meist nur für einige wenige Jahre.?

(Brauen 2005:6)

»In der Realität dürften insgesamt kaum mehr als fünfundvierzig Jahre der uneingeschränkten Regierungsgewalt der Dalai Lamas zusammenkommen. Die Dalai Lamas sechs und neun bis zwölf regierten gar nicht, die letzten vier, weil keiner von ihnen das regierungsfähige Alter erreichte. Der siebte Dalai Lama regierte uneingeschränkt nur drei Jahre und der achte überhaupt nur widerwillig und auch das phasenweise nicht allein. Lediglich der fünfte und der dreizehnte Dalai Lama können eine nennenswerte Regieruagsbeteiligung oder Alleinregierung vorweisen. Zwischen 1750 und 1950 gab es nur achtunddreißig Jahre, in denen kein Regent regierte!«

Jan-Ulrich Sobisch,
Lamakratie - Das Scheitern einer Regierungsform (PDF), S. 182,
Universität Hamburg

Der Fünfte Dalai Lama,
Ngawang Lobsang Gyatso

Der Fünfte Dalai Lama, Ngawang Lobsang Gyatso

?Der fünfte Dalai Lama, der in der tibetischen Geschichte einfach ?Der Gro?e Fünfte? genannt wird, ist bekannt als der Führer, dem es 1642 gelang, Tibet nach einem grausamen Bürgerkrieg zu vereinigen. Die ?ra des fünften Dalai Lama (in etwa von seiner Einsetzung als Herrscher von Tibet bis zum Beginn des 18. Jahrhunderts, als seiner Regierung die Kontrolle über das Land zu entgleiten begann) gilt als pr?gender Zeitabschnitt bei der Herausbildung einer nationalen tibetischen Identit?t - eine Identit?t, die sich im Wesentlichen auf den Dalai Lama, den Potala-Palast der Dalai Lamas und die heiligen Tempel von Lhasa stützt. In dieser Zeit wandelte sich der Dalai Lama von einer Reinkarnation unter vielen, wie sie mit den verschiedenen buddhistischen Schulen assoziiert waren, zum wichtigsten Beschützer seines Landes. So bemerkte 1646 ein Schriftsteller, dass dank der guten Werke des fünften Dalai Lama ganz Tibet jetzt ?unter dem wohlwollenden Schutz eines wei?en Sonnenschirms zentriert? sei; und 1698 konstatierte ein anderer Schriftsteller, die Regierung des Dalai Lama diene dem Wohl Tibets ganz so wie ein Bodhisattva - der heilige Held des Mahayana Buddhismus - dem Wohl der gesamten Menschheit diene.?

Kurtis R. Schaeffer, »Der Fünfte Dalai Lama Ngawang Lobsang Gyatso«, in
DIE DALAI LAMAS: Tibets Reinkarnation des Bodhisattva Avalokite?vara,
ARNOLDSCHE Art Publishers,
Martin Brauen (Hrsg.), 2005, S. 65

Der Fünfte Dalai Lama:
Beurteilungen seiner Herrschaft I

?Gem?? der meisten Quellen war der [5.] Dalai Lama nach den Ma?st?ben seiner Zeit ein recht toleranter und gütiger Herrscher.?

Paul Williams, »Dalai Lama«, in
(Clarke, 2006, S. 136)

?Rückblickend erscheint Lobsang Gyatso, der ?Gro?e Fünfte?, dem Betrachter als überragende, allerdings auch als widersprüchliche Gestalt.?

Karl-Heinz Golzio / Pietro Bandini,
»Die vierzehn Wiedergeburten des Dalai Lama«,
O.W. Barth Verlag, 1997, S. 118

»Einmal an der Macht, zeigte er den anderen Schulen gegenüber beträchtliche Großzügigkeit. […] Ngawang Lobsang Gyatso wird von den Tibetern der ›Große Fünfte‹ genannt, und ohne jeden Zweifel war er ein ungewöhnlich kluger, willensstarker und doch gleichzeitig großmütiger Herrscher.«

Per Kvaerne, »Aufstieg und Untergang einer klösterlichen Tradition«, in:
Berchert, Heinz; Gombrich, Richard (Hrsg.):
»Der Buddhismus. Geschichte und Gegenwart«,
München 2000, S. 320

Der Fünfte Dalai Lama:
Beurteilungen seiner Herrschaft II

?Viele Tibeter gedenken insbesondere des V. Dalai Lama bis heute mit tiefer Ehrfurcht, die nicht allein religi?s, sondern mehr noch patriotisch begründet ist: Durch gro?es diplomatisches Geschick, allerdings auch durch nicht immer skrupul?sen Einsatz machtpolitischer und selbst milit?rischer Mittel gelang es Ngawang Lobzang Gyatso, dem ?Gro?en Fünften?, Tibet nach Jahrhunderten des Niedergangs wieder zu einen und in den Rang einer bedeutenden Regionalmacht zurückzuführen. Als erster Dalai Lama wurde er auch zum weltlichen Herrscher Tibets proklamiert. Unter seiner ?gide errang der Gelugpa-Orden endgültig die Vorherrschaft über die rivalisierenden lamaistischen Schulen, die teilweise durch blutigen Bürgerkrieg und inquisitorische Verfolgung unterworfen oder au?er Landes getrieben wurden.

Jedoch kehrte der Dalai Lama in seiner zweiten Lebenshälfte, nach Festigung seiner Macht und des tibetischen Staates, zu einer Politik der Mäßigung und Toleranz zurück, die seinem Charakter eher entsprach als die drastischen Maßnahmen, durch die er zur Herrschaft gelangte. Denn Ngawang Lobzang Gyatso war nicht nur ein Machtpolitiker und überragender Staatsmann, sondern ebenso ein spiritueller Meister mit ausgeprägter Neigung zu tantrischer Magie und lebhaftem Interesse auch an den Lehren andere lamaistischer Orden. Zeitlebens empfing er, wie die meisten seiner Vorgänger, gebieterische Gesichte, die er gegen Ende seines Lebens in seinen ›Geheimen Visionen‹ niederlegte.«

(Golzio, Bandini 1997: 95)

Der Dreizehnte Dalai Lama,
Thubten Gyatso

Der Dreizehnte Dalai Lama, Thubten Gyatso

?Ein anderer, besonders wichtiger Dalai Lama war der Dreizehnte (1876-1933). Als starker Herrscher versuchte er, im Allgemeinen ohne Erfolg, Tibet zu modernisieren. ?Der gro?e Dreizehnte? nutzte den Vorteil des schwindenden Einflusses China im 1911 beginnenden Kollaps dessen Monarchie, um faktisch der vollst?ndigen nationalen Unabh?ngigkeit Tibets von China Geltung zu verschaffen. Ein Fakt, den die Tibeter von jeher als Tatsache erachtet haben.?

Paul Williams, »Dalai Lama«, in
(Clarke, 2006, S. 137)

?Manche m?gen sich vielleicht fragen, wie die Herrschaft des Dalai Lama im Vergleich mit europ?ischen oder amerikanischen Regierungschefs einzusch?tzen ist. Doch ein solcher Vergleich w?re nicht gerecht, es sei denn, man geht mehrere hundert Jahre in der europ?ischen Geschichte zurück, als Europa sich in demselben Zustand feudaler Herrschaft befand, wie es in Tibet heutzutage der Fall ist. Ganz sicher w?ren die Tibeter nicht glücklich, wenn sie auf dieselbe Art regiert würden wie die Menschen in England; und man kann wahrscheinlich zu Recht behaupten, dass sie im Gro?en und Ganzen glücklicher sind als die V?lker Europas oder Amerikas unter ihren Regierungen. Mit der Zeit werden gro?e Ver?nderungen kommen; aber wenn sie nicht langsam vonstatten gehen und die Menschen nicht bereit sind, sich anzupassen, dann werden sie gro?e Unzufriedenheit verursachen. Unterdessen l?uft die allgemeine Verwaltung Tibets in geordneteren Bahnen als die Verwaltung Chinas; der tibetische Lebensstandard ist h?her als der chinesische oder indische; und der Status der Frauen ist in Tibet besser als in beiden genannten L?ndern.?

Sir Charles Bell, »Der Große Dreizehnte:
Das unbekannte Leben des XIII. Dalai Lama von Tibet«,
Bastei Lübbe, 2005, S. 546

Der Dreizehnte Dalai Lama:
Beurteilungen seiner Herrschaft

?War der Dalai Lama im Gro?en und Ganzen ein guter Herrscher? Dies k?nnen wir mit Sicherheit bejahen, auf der geistlichen ebenso wie auf der weltlichen Seite. Was erstere betrifft, so hatte er die komplizierte Struktur des tibetischen Buddhismus schon als kleiner Junge mit ungeheurem Eifer studiert und eine au?ergew?hnliche Gelehrsamkeit erreicht. Er verlangte eine strengere Befolgung der m?nchischen Regeln, veranlasste die M?nche, ihren Studien weiter nachzugehen, bek?mpfte die Gier, Faulheit und Korruption unter ihnen und verminderte ihren Einfluss auf die Politik. So weit wie m?glich kümmerte er sich um die zahllosen religi?sen Bauwerke. In summa ist ganz sicher festzuhalten, dass er die Spiritualit?t des tibetischen Buddhismus vergr??ert hat.

Auf der weltlichen Seite stärkte er Recht und Gesetz, trat in engere Verbindung mit dem Volk, führte humanere Grundsätze in Verwaltung und Justiz ein und, wie oben bereits gesagt, verringerte die klösterliche Vorherrschaft in weltlichen Angelegenheiten. In der Hoffnung, damit einer chinesischen Invasion vorbeugen zu können, baute er gegen den Widerstand der Klöster eine Armee auf; vor seiner Herrschaft gab es praktisch keine Armee. In Anbetracht der sehr angespannten tibetischen Staatsfinanzen, des intensiven Widerstands der Klöster und anderer Schwierigkeiten hätte er kaum weiter gehen können, als er es tat.

Im Verlauf seiner Regierung beendete der Dalai Lama die chinesische Vorherrschaft in dem großen Teil Tibets, den er beherrschte, indem er chinesische Soldaten und Beamte daraus verbannte. Dieser Teil Tibets wurde zu einem vollkommen unabhängigen Königreich und blieb dies auch während der letzten 20 Jahre seines Lebens.«

Sir Charles Bell in (Bell 2005: 546-47)

Der Vierzehnte Dalai Lama,
Tenzin Gyatso

Der Vierzehnte Dalai Lama, Tenzin Gyatso

?Der jetzige vierzehnte Dalai Lama (Tenzin Gyatso) wurde 1935 geboren. Die Chinesen besetzten Tibet in den frühen 1950er Jahren, der Dalai Lama verlie? Tibet 1959. Er lebt jetzt als Flüchtling in Dharamsala, Nordindien, wo er der Tibetischen Regierung im Exil vorsteht. Als gelehrte und charismatische Pers?nlichkeit, hat er aktiv die Unabh?ngigkeit seines Landes von China vertreten. Durch seine h?ufigen Reisen, Belehrungen und Bücher macht er den Buddhismus bekannt, engagiert sich für den Weltfrieden sowie für die Erforschung von Buddhismus und Wissenschaft. Als Anwalt einer ?universellen Verantwortung und eines guten Herzens?, erhielt er den Nobelpreis im Jahre 1989.?

Paul Williams, »Dalai Lama«, in
(Clarke, 2006, S. 137)

Moralische Legitimation
der Herrschaft Geistlicher

Für Sobisch ist die moralische Legitimation der Herrschaft Geistlicher ?außerordentlich zweifelhaft?. Er konstatiert:

?Es zeigte sich auch in Tibet, da? moralische Integrit?t nicht automatisch mit der Zugeh?rigkeit zu einer Gruppe von Menschen erlangt wird, sondern allein auf pers?nlichen Entscheidungen basiert. Vielleicht sind es ?hnliche überlegungen gewesen, die den derzeitigen, vierzehnten Dalai Lama dazu bewogen haben, mehrmals unmi?verst?ndlich zu erkl?ren, da? er bei einer Rückkehr in ein freies Tibet kein politische Amt mehr übernehmen werde. Dies ist, so meine ich, keine schlechte Nachricht. Denn dieser Dalai Lama hat bewiesen, da? man auch ohne ein international anerkanntes politisches Amt inne zu haben durch ein glaubhaft an ethischen Grunds?tzen ausgerichtetes beharrliches Wirken einen enormen Einfluss in der Welt ausüben kann.?

Jan-Ulrich Sobisch,
Lamakratie - Das Scheitern einer Regierungsform (PDF), S. 190,
Universität Hamburg